Para muchas personas, un jardín sin rosas no es un jardín. Pero, como es
bien sabido, estas aromáticas y hermosas flores pueden resultar
difíciles de cultivar y atraen muchas plagas. Aunque es verdad que
requieren una atención especial, cuidar de las rosas no es tan
complicado como parece.
A continuación, te indicamos lo que debes y no
debes hacer para disfrutar de un jardín lleno de rosas de té híbridas,
en enredaderas, en miniatura o trepadoras.
Debes cavar profundo y aplicar abundante materia
orgánica o harina de hueso a la tierra. Si haces un agujero de alrededor
de 60 cm de profundidad y de anchura, tus rosas dispondrán de
suficiente espacio para crecer. Si vas a plantar rosas a raíz desnuda,
intenta formar un cono de tierra en el fondo del agujero para que las
raíces puedan extenderse hacia la profundidad.
No debes poner las plantas demasiado juntas,
demasiado cerca de un muro o debajo de un árbol, porque las rosas
necesitan mucho espacio, aire y sol. Ten en cuenta que el sol de la
mañana es mejor que el de la tarde, dado que seca rápidamente cualquier
humedad, propicia para las enfermedades, en las hojas, y quema menos por
su menor intensidad.
Debes dar a tus rosas tierra neutra o ligeramente
ácida, rica en materia orgánica y con buen drenaje. Si la tierra es muy
ácida, se puede tratar con cal bastante tiempo antes de la plantación;
por otro lado, si es alcalina, se puede aplicar un abono específico para
rosas.
No debes ponerlas en un lugar donde haya habido
anteriormente rosas, puesto que es posible que la tierra haya dejado de
ser apta para estas plantas y necesitarías sustituirla hasta una
profundidad de 45 cm.
Debes protegerlas frente a enfermedades,
especialmente si las rosas se infectaron de hongos durante el verano o
la primavera pasados. Se recomienda una pulverización de efecto diferido
con un buen producto que matará la antracnosis o las esporas de moho
que hayan sobrevivido al invierno. Las rosas pueden requerir la
pulverización una vez cada quince días, así que mantente alerta para
detectar signos de infección.
No debes dejar ninguna hoja de la estación anterior
sobre los rosales o en la tierra que los rodea, dado que pueden albergar
alguna enfermedad y diseminar esporas al resto de la planta. Destruye
las hojas o deshazte de ellas, no las conviertas en abono orgánico.
Debes podar las rosas para fomentar que crezcan
sanas y que la planta adopte la forma que quieras. Además, el hecho de
retirar los tallos muertos, dañados o más débiles también permite que
llegue más aire y luz solar al centro de la planta, lo que previene la
aparición de enfermedades.
No debes podarlas demasiado pronto en climas fríos o
templados, puesto que la rosa estará aletargada y, si después se
produce una helada fuerte, podría morirse la parte que esté creciendo o
incluso toda la planta. Es mejor podarlas de forma tardía, justo antes
de que broten los capullos.
Debes regar tus rosas lenta y cuidadosamente. Es
mejor regar dos veces a la semana de un modo concienzudo que regar
cuatro veces a la semana de forma más superficial.
No debes regar tus rosas al anochecer, puesto que
podría formarse moho. No riegues las rosas cuando haga mucho calor y
sol, puesto que el agua se secará antes de que la planta pueda
absorberla.
Debes abonar tus rosas en primavera y, después, una
vez al mes, incluso si has aplicado compost alrededor del rosal. Para
disfrutar de unas flores con bonitos colores, utiliza un fertilizante
específico para rosas.
No debes abonar las rosas hasta que empiece el
crecimiento propio de primavera, especialmente en las zonas frías, dado
que la helada podría matar a la parte nueva que esté creciendo. Además,
no utilices demasiado nitrógeno, puesto que un crecimiento rápido y
abundante podría atraer pulgones.
Debes permanecer alerta para identificar síntomas de
plagas comunes entre las rosas, como pulgones, piojos de plantas u
orugas. Plantéate la posibilidad de plantar ajo mezclado con las rosas.
No debes esperar mucho
tiempo para aplicar el tratamiento. Los pulgones absorben la savia de
los nuevos brotes, capullos y hojas; además, se reproducen a gran
velocidad, así que inspecciona tus rosas varias veces a la semana y
trátalas en cuanto aparezca el primer síntoma de infección.
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